Aquel el cual no es inspirado por Dios pues aquél crea fantasías porque su fe no le trae sabiduría de corazón y menos le trae la paz de Dios.
Pues, decir creer no es fe verdadera o real.
La fe verdadera o real le trae en verdad sabiduría de corazón o de los cielos al creyente.
Y también lo llena o le quita el mal sentido de la maldita soledad y hasta también lo hace sentir inmortal para que por la inmortalidad él busque o haga y la encuentre y por encontrarla pues sea también como ella, un inmortal.